El hombre se acercó al sujeto, atado a una silla, hasta que su rostro quedó muy cerca de él. —Yo sé que tú mataste a mi hermana. —No la maté. Fue un accidente. Simplemente desapareció. —¡Tú y tus malditos trucos! —gritó a la vez que la propinaba un golpe en la boca—. Solo quiero saber…
