Viviendo en California, durante una temporada navideña, mi esposa y yo fuimos a una tienda donde vendían árboles de Navidad. Mucha gente prefiere los pinos frescos por el aroma que despiden. El local promovía la venta del producto con la presencia de un trabajador disfrazado de Santa Claus. En esa ocasión, mi esposa aprovechó la…
El hombre se acercó al sujeto, atado a una silla, hasta que su rostro quedó muy cerca de él. —Yo sé que tú mataste a mi hermana. —No la maté. Fue un accidente. Simplemente desapareció. —¡Tú y tus malditos trucos! —gritó a la vez que la propinaba un golpe en la boca—. Solo quiero saber…
Abrí la llave de la regadera para enjuagarme el champú. Escuché que se abría la puerta del cuarto de baño y a mí esposa decir: No salgas de la ducha todavía. —Está bien —dije. Eso significaba que algo privado estaba en camino. Deje que más agua cayera sobre mí. Al cabo de un rato la…
El entrevistador se quedó mirando al aplicante. —¿Qué programas conoces? —En mi trabajo usábamos el AS250. Los demás programas son propios de las compañías y están diseñados para sus necesidades. —No todos. ¿Conoces el Bextrax12? —No. Nunca había escuchado de él. —Está bien. Es todo por hoy. Un apretón…
—No me gusta tu nuevo trabajo. Ya sabes el porqué. —Fue solo una pesadilla. Desde que llegó al lugar estuvo pendiente de que no hubiera nada que alimentara los temores de su mujer. Evadía los montacargas para no ser lastimado por uno de ellos. Aseguraba las cajas inestables y que podían caer sobre su cabeza…
La muñeca de porcelana se enamoró del muñeco de papel, pero este no estaba supuesto a amar. Las llamas de la pasión lo consumieron por completo. Ahora ella llora sobre un puñado de cenizas, esperando que el gran amor sea capaz de hacerlo resurgir.
Nunca refirió signos o síntomas de diabetes. Nunca presentó problemas de colesterol. Nunca presentó un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Él, siempre saludable, salía a correr por las tardes hasta que en una esquina un auto lo embistió y le fracturó la cadera. No murió en el accidente, pero sí a consecuencia. Un coágulo…
—¿Aquí asustan los muertos? —preguntó el nuevo vigilante, durante la ronda, a su compañero. En la distancia se escuchaban murmullos y risotadas que eran llevadas por el viento. —No, aquí cogen los vivos.
Cuando el lobo llegó a amenazar con soplar y derrumbar las casitas, ya era demasiado tarde. El dueño de la granja los había sacrificado para servirlos como lechón asado en la cena de Navidad.
El artista y su obra llegan a ser célebres después de la muerte del autor —dijo el poeta antes de lanzarse del puente.
