El monstruo en el closet

Eloísa encendió el pequeño televisor que mantenía en la cocina para ver las noticias y el pronóstico del tiempo. Colocó los vegetales bajo el grifo y los fue lavando uno a uno antes de empezar a preparar el almuerzo. Esa mañana el noticiero le daba amplia cobertura a la muerte de una chica. La encontraron asesinada en el parque cercano al vecindario y sospechaban que el autor todavía merodeaba la localidad. Eloísa cerró la llave a fin de escuchar con atención los detalles.

Su hija Ella, de seis años, llegó corriendo a la cocina y asustada se abrazó a su cintura. En una mano cargaba su conejo de peluche.

—¡Mami, el monstruo volvió!

—¿Qué dices? —sonrió poniéndose de rodillas y abrazándola para calmarla.

—El monstruo que estaba escondido en mi closet ahora está en el tuyo —dijo.

—No hay tal monstruo. Tu tío vino de vista y le pedí que me arreglara el perchero que está en mi habitación.

—Mami, él es el monstruo —susurró.