La mujer se arrodilló en el reclinatorio frente al altar mayor. Con la mirada puesta en la nada empezó a murmurar.
— Mi esposo y mi hijo fallecieron en un accidente automovilístico. Después perdí mi trabajo, mi casa y lo poco de valor que poseía. Como consuelo conocí a otro hombre que me dio mala vida. Ya me separé de él. No entiendo lo que quieres decirme con todo esto, pero creo que sabes lo que haces. Mi madre me pide resignación y que no blasfeme. Ya sé que mi vida es una porquería, pero ¿puedes ser más explícito?