El viejo encontró el CD lleno de polvo. Lo sopló antes de guardarlo en su estuche. Eso provocó que estornudara. Algunas gotitas cayeron sobre la superficie del disco. Lo guardó en una cajita junto con otros recuerdos. Él murió durante la pandemia.
Veinte años después, cuando ya se habían olvidado de la peste y se creía que estaba erradicada, sus nietos decidieron tirar las pertenencias del abuelo, amontonadas en el desván. Encontraron el CD, que ya para entonces era una reliquia. Al abrir la cajita y soplar el polvo, liberaron el virus que había permanecido latente.