Sátiro
Me despojó de la ropa con frenesí. No ofrecí resistencia. Era inútil luchar. Una vez que estuve desnuda, su orgullo perdió el interés al no haber defensa del honor.
Me despojó de la ropa con frenesí. No ofrecí resistencia. Era inútil luchar. Una vez que estuve desnuda, su orgullo perdió el interés al no haber defensa del honor.
Sabía que algo no estaba bien dentro de él, desde que percibí el aliento a muerte que lo envolvía.
Rosario le comentó a su patrona que la secadora se había dañado. Se activaba el ciclo, giraba el tambor con la ropa húmeda, pero no secaba. Ese día ella tenía mucho que lavar, secar y planchar. La mamá de Miguelito dijo vagamente algo sobre una cita con el dermatólogo y que luego pasaría por la…
El profesor de matemáticas escribió, en una esquina de mi examen final de trigonometría analítica, que yo era una haragana. En su clase no obtuve buenas calificaciones durante todo el semestre. Al final del curso necesitaba el cien por ciento del examen para no reprobar y poder graduarme de la secundaria. Mis padres estaban entusiasmados…
Los hombres sabios llegaron a la ciudad. Seguían lo que parecía ser una estrella. Esta se posó sobre un establo donde una mujer había dado a luz. El hecho aconteció meses después de haber recibido la visita de un ser que lucía como un ángel. Dos mil años después los estudiosos del tema afirmaban que…
Tengo problemas para distinguir un pimiento rojo de uno naranja. No es el sabor: es el color. Soy ciego.
Lo único que quiero es distancia. No me he muerto porque no quiero que te vean gritando en el cementerio, como a la loca de tu hermana.
Pensé que John era solo una persona de carácter dulce hasta que sus exámenes mostraron altos niveles de azúcar y las abejas lo seguían a todas partes. Su falta de control lo está orillando al borde. Ahora lo persiguen las moscas.
—La Navidad murió para mí —dijo la mujer. El árbol artificial y los regalos comprados para su esposo ardían frente a sus ojos en una hoguera improvisada. Fue el día después de enterarse que él había preferido a la amante.
Pávlov ganó el premio Nobel. ¿Y el perro de Pávlov? Seguro que sucumbió a las múltiples pruebas de salivación. Quizás murió de una ulcera gástrica perforada. ¿Quién se acuerda de él?