Jacinto trabajaba como jardinero los fines de semana. La poda de árboles le suministraba abundante leña para la chimenea.
En una ocasión le ofreció una carga a su amigo Miguel. Este la aceptó con la condición de que se la llevara a la compañía donde ambos laboraban.
Al final de la jornada quedaron en llevar las camionetas al final de la bodega para efectuar el traspaso.
Nando, el jefe de mantenimiento, pasaba en ese instante a llenar el tanque de su carro con combustible. La actitud de ellos se le hizo rara. De inmediato llamó a los guardias de seguridad, quienes al mejor estilo de una película de Hollywood rodearon a los sospechosos con sus vehículos.
Sorprendidos por el despliegue, mostraron lo que estaban transfiriendo. Miguel les reclamó, con la certeza de conocer al informador.
—¿Por qué mejor no van detrás de Nando? Él siempre llena su carro con la gasolina de la empresa.
A lo que el guardia respondió: No es tu problema.