Tras la muerte de un famoso diseñador, algunas de sus empleadas llegaron a creer que se aparecía en el atelier durante la noche. Sin explicación encontraban retazos de telas fuera de lugar. La encargada de la casa de modas dijo: No debemos asustarnos. Un diseñador, que se precie de serlo, no va a conformar con llevar una sábana blanca por siempre.