Su cuerpo empezó a destruir los glóbulos rojos de la sangre. La piel empezó a ponerse cetrina, le costaba respirar y grandes ojeras rodeaban sus ojos. Los médicos dijeron que era una anemia hemolítica. No tardaron en detectar el tumor que la estaba causando. Fue necesario transfundirle sangre a menudo, pero cada día necesitaba más.…
